martes, 2 de agosto de 2011

Educación, la madre de todas las batallas


"Nadie en Chile, nadie en Chile, fíjese bien en lo que estoy diciendo, puede oponerse a estudiar una reestructuración de un sistema tributario si la nobleza de ese objetivo es la educación, la madre de todas las batallas..(con ese norte) la banca siempre tendrá un altísimo interés", con estas palabras el Presidente de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (ABIF) Jorge Awad se refirió al tema central de la agenda de la reunión almuerzo que tuvieron los representantes de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) con el Ministro de Hacienda Felipe Larraín.

No obstante que este tema siempre genera reacciones encontradas, las palabras de Awad no sólo son declaraciones de prensa a la salida del amuerzo. Son la expresión de al menos dos elementos:


  • Las grandes empresas, particularmente la banca, están generando grandes volumenes de utilidades, de tal cuantía que incrementos milimétricos impositivos apenas ajustarán sus resultados, sin más efecto que la brisa sobre el cabello de quien saca la cabeza por la ventana del auto. Asimismo, es una señal de disposición, primaria, algo melosa, pero una luz al respecto.
  • Un reconocimiento implícito de que la educación es un bien de alto valor en una sociedad, que invertir en ella es invertir en futuro, progreso y bienestar para toda una nación. Que su acceso y calidad no sólo incrementa la creación de valor en toda clase de organizaciones, sino que permite que más y más connacionales puedan llevar adelante sus proyectos personales y familiares cumpliendo sueños de alto valor en felicidad y calidad de vida.


Pero lo que no se ha dicho de las declaraciones de Jorge Awad, y que pasó desapercibido, es que él es un representante de carne y hueso de una educación pública, gratuita y de calidad. Tuvo la fortuna de educarse en la institución más antigua de la república que nació en Chile cinco años antes de la Declaración de Independencia (1818). Estamos hablando que Awad ha sido uno de los privilegiados en recibir educación de excelencia en el Instituto Nacional.

De modo que, otro de los elementos de sus declaraciones, ciertamente ha sido la voz explícita de su ADN institutano. No podía ser menos, por cuanto el Instituto Nacional ha formado generaciones de destacados ciudadanos, presidentes de la república, ministros, políticos, escritores, científicos, intelectuales, empresarios. Nos asiste la esperanza que esta genética de Jorge Awad sea un aporte al logro de un gran acuerdo por el futuro de Chile.

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