Buenas y malas noticias

Quienes formamos parte de la actividad productiva y comercial de Chile, vemos cómo, al parecer, pasamos por un momento en que los desequilibrios, asimetrías y malas noticias son casi el pan de cada día.

Los Estados Unidos, la nación con más injerencia en el planeta, enfrenta una crisis de profundidades abizales y de consecuencias aún indeterminables; más aún, en estas circunstancias, la promisoria llegada de Barak Obama a la presidencia hoy le ha reducido en forma crítica sus posibilidades de reelección.

En Chile, el caso La polar cada día emerge con nuevas aristas. Hoy se estima que los clientes repactados ascienden a la friolera de un millón de personas. En las últimas informaciones se indica que poco más de quinientos mil nuevos clientes habrían sido objeto de repactaciones unilaterales, de cuantía similar son los ya confirmados de estas repactaciones. De este millón apenas se han regularizado unos quince mil clientes, muestra que, seguramente, será objeto de fiscalización por parte de Sernac.

Todas las señaladas son claramente muy malas noticias. La pérdida de confianza y la falta de transparencia son dos factores que afectan gravemente la convivencia de todo cuerpo social. Sobre el conflicto de la educación se han impreso millones de palabras y pronunciado otras tantas, por el momento pasamos.

Las buenas noticias que Chile espera es que la educación sea un factor de ascenso socio-cultural-laboral, para lo cual se requerirá cirugía mayor y varias décadas para ver resultados. Y sobre el emprendimiento, que puede dar cauce a lo anterior, conduciéndonos hacia el desarrollo humano superior, ahí si que tenemos mucho que decir, y sobre lo cual tenemos opiniones categóricas.

Por de pronto, buenas noticias serían que una política de desarrollo industrial ponga en el centro del proceso nacional a las pequeñas empresas. Es fundamental poner en funcionamiento un mecanismo armónico, con determinación, inclusión, oportunidades, incentivos, y muchos sueños por lograr.

Buenas noticias serán los logros paulatinos que las pequeñas empresas podamos constatar, producto de esta iniciativa nacional, mediante la evidencia objetiva de incremento de tamaño de las pequeñas empresas, aumento de sus volúmenes de venta, inserción en mercados de larga distancia, generación de nuevos empleos, duraderos, estables, con gran aporte de valor añadido. Y, de paso, aportar nuevos tributos, para que los gobiernos venideros puedan derramar nuevas esperanzas, mediante programas sociales, a aquellos connacionales menos afortunados, siempre con el objetivo de que un futuro más cercano que distante, también se conviertan en actores relevantes de la senda de desarrollo de Chile.

Bogaremos, como expresa nuestra enseña corporativa, por "producir, innovar y desarrollar al país. Incansables, con voluntad férrea, gran compromiso y profunda dedicación. Todo por hacer de la nación chilena una con los más altos niveles de felicidad y alegría del planeta.

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