Capacitación efectiva y de alto impacto exige modificaciones a Sence

Con la reciente renuncia del director del Sence, José Miguel Berguño, y con lo expresado por la Ministra del Trabajo, Evelyn Matthei: "mal diagnóstico del sistema de capacitación es irrebatible" vuelve a reflotarse un debate, a estas alturas casi atávico, acerca de la reformulación del Estatuto de Capacitación y Empleo.

Es cierto que las diversas administraciones han tratado de incorporar algún grado de reformas, sin embargo, la evidencia empírica, que obra en el propio Sence, y sobretodo en los partícipes del sistema: las empresas, revelan que aún el país no logra modernizar, actualizar ni dar con una estructura que, efectivamente concrete un potente impacto tanto en la productividad de las empresas como en la empleabilidad de las personas.

Por de pronto, nuestro sector, manufacturero industrial metalmecánico, y particularmente sus empresas de menor tamaño (EMT), no logran acceder a capacitación de calidad, alineada a sus planes de desarrollo y menos a los recursos financieros de Sence necesarios para la capacitación requerida.

Nuestras EMT agotan con uno o dos trabajadores su "cupo" Sence de la Franquicia Tributaria para Capacitación (FTC). Es necesario implementar cambios cruciales y mecánicamente simples de poner  en funcionamiento, tales como:

• Converger los requisitos con la "oportunidad" que requieren las EMT para capacitar, tanto en cantidad y tipo de documentos como en tiempo de proceso.
• Establecer una FTC inversamente proporcional al tamaño de la empresa: Grandes y Medianas Empresas 1%, Pequeñas Empresas 3% y Microempresas 5%.
• Converger en las Asociaciones Gremiales la demanda consolidada de capacitación de sus asociados o empresas de similar naturaleza económico industrial.
• Poner en el foco de prioridades para el desarrollo nacional a este sector, que es la base para todos los bienes físicos que requiere la actividad económica de un país.

Es necesaria la realización de un debate integral entre las empresas de diferentes tamaños, beneficiarios y autoridades, a fin de consensuar, plasmar y poner en marcha un sistema nacional de capacitación fuertemente correlacionado con los objetivos país para las próximas décadas, pues la capacitación no es una arista de coyuntura sino un fundamento para el logro de los objetivos nacionales de desarrollo.

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